Amor propio, no egocentrismo

11/18/20243 min leer

¿Por qué existe tanto ego con patas entre nosotros? Esta sociedad está alcanzando un nivel de egocentrismo digno de estudio.

A veces pienso que hay gente muy desubicada que se cree que, por tener un ego desmedido y desproporcionado, es más fuerte o más admirado, o yo que sé. Su único propósito es que todo y todos giren en torno a él o ella. Y el efecto es el opuesto, ya que una persona egocéntrica suele causar rechazo y bastante pereza, la verdad. Compartir espacio y tiempo con alguien así me supera, y cada vez lo evito más.

Supongo que con la edad me he vuelto más selectiva y soy yo quien elige a los integrantes de mi círculo de vida y el ego, en todas sus variantes, se queda fuera de él. Ya tengo suficiente con el de los políticos, que no es poco, y el de aquellos a los que no me queda más remedio que aguantar (perdón, pero lo tenía que decir).

Ego significa arrogancia, altivez y soberbia, pero también exceso de autoestima. Es curioso, porque aunque esa sea la definición del diccionario, para mí es todo lo contrario: una falta de autoestima total y una inseguridad absoluta. Supongo que el ego no deja de ser un escudo que utilizan algunos para aparentar ser quiénes no son en realidad. Porque el ego también es miedoso.

Qué aburrimiento jugar al egocentrismo, ¿no os parece?, además de agotador. ¡Uy!, paso, paso.

Me gusta más el amor propio; porque debemos querernos, respetarnos y valorarnos. Y debemos ser nuestros más fieles seguidores. La alta autoestima no es sinónimo de vanidad o prepotencia. La seguridad en uno mismo es necesaria y saludable para caminar por la vida de una manera tranquila y firme. Es reconfortante ser capaz de tomar decisiones desde la convicción, sin presiones de ningún tipo, sin temor y sin luchar por un primer puesto en popularidad.

Levantarte cada día con el amor propio a tope de carga es revitalizante. Y lo mejor de todo es, que cuando estás protegido por esa capa invisible de orgullo, estima y confianza, nada ni nadie puede contigo. 

Además, una persona con amor propio es, sin duda alguna, solidaria, empática y generosa con los demás.

Hace unos días hablaba del término ataraxia llevado a nuestra vida cotidiana. Ponía como ejemplo ese momento tan desagradable, del típico jefe que se cree con el derecho a humillar cuando le de la gana. Decía entonces que una dosis de ataraxia podría ayudar.

Pero ahora el juego es otro, se llama, egocentrista versus amor propio y empieza así la partida:

Jefe egocéntrico, con la inseguridad rebosando por todos los poros de su piel, se da un trompazo con un inesperado muro de autoestima, seguridad y fuerza. Eso sí que no se lo esperaba.

Ego 0 — Amor propio 1.

Fin de la partida.

Por supuesto, esto es aplicable a muchas más situaciones que nos plantea la vida.

Cualquier actitud abusiva llevada a cabo por un ego exagerado debe ser combatida con una buena ración de amor propio. Y con la misma arma debemos combatir cualquier complejo que tengamos hacia nosotros mismos.

Hay que tener cuidado y no confundir estos dos conceptos, porque muchas personas se lían. La diferencia viene marcada por la buena o mala gestión de la autoestima.

Desde aquí os invito a todos a enchufar el cargador de nuestro amor propio cada noche, antes de acostarnos, para no quedarnos sin batería al día siguiente.

Practiquemos más el amor propio y erradiquemos poco a poco el insufrible ego. Estoy convencida de que solo así nuestro mundo será un lugar mejor.

Carpe Diem

(Escrito el 15/12/2020)