Aporía, la paradoja del tiempo
3/3/20252 min leer


Muchas veces hablamos sobre el tiempo, que pasa muy deprisa, que pone las cosas en su sitio, que hay que aprovecharlo, que es sanador… Pero ¿qué es el tiempo en realidad? ¿Podríamos considerarlo una aporía? Quizá como una paradoja, una dificultad lógica insuperable.
El tiempo, depende desde qué perspectiva se mire, puede explicarse o entenderse de diferentes maneras.
Su definición reza que el tiempo es la separación de los acontecimientos que son sometidos a un cambio y su unidad básica es el segundo. Hay quien lo define como una magnitud exactamente igual para todos y hay quienes son opuestos a esta creencia.
Dentro de la filosofía, sin embargo, las acepciones son otras, tales como que el tiempo es movimiento; otros aventuran que se trata de una virtud del hombre por la cual es capaz de intuir los acontecimientos. Pero bueno, esto sería otro tema a desarrollar, porque ya estaríamos hablando de la teoría kantiana.
Hay un pensamiento que defienden algunos filósofos y que me gusta de manera especial: es aquel en el que relacionan al tiempo con el alma.
«El pasado es algo que ya no existe, el futuro algo que vendrá y el presente se escurre, transformándose en un recuerdo, es decir en pasado».
¿No os parece brutal? Es una aporía en toda regla, porque ¿quién entiende esto? El tiempo lo inventó un día, alguien, para facilitar el curso de la vida, para poder cuantificarla y como una manera de almacenaje de los momentos que permanecerán perennes en forma de recuerdos.
Pero la realidad es que es algo totalmente intangible e ingobernable. ¿Podemos decir entonces que el tiempo forma parte del alma?
Sin ir más lejos, Pitágoras, el gran filósofo y el que fue considerado como primer matemático, cuando era preguntado sobre qué era el tiempo, respondía:
«El tiempo es el alma de este mundo».
Me encanta, porque no se puede definir mejor.
John Randolph, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, ya lo definió como una paradoja incómoda:
«El tiempo es a la vez el más valioso y el más perecedero de nuestros recursos».
De manera más escueta pero bien clara, el gran Albert Einstein, simplemente afirmaba:
«El tiempo es una ilusión».
La vida es en sí misma una aporía, no la entendemos, no la podemos explicar y está llena de paradojas y contradicciones. Su mejor baza es el tiempo, que hace las funciones de brazo ejecutor para provocar nuestros movimientos y decisiones, y así permitirnos avanzar en este contrasentido llamado Vida.
Abrazando lo poco o mucho que conocemos y con los recursos que poseemos, disfrutemos lo mejor que podamos del alma de la vida, que no es otra cosa que el tiempo.
CARPE DIEM
(Escrito el 16/01/2021)
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