El poder de las ventanas

12/3/20202 min read

Qué bonita sensación la de asomarte a la ventana, con una taza de té humeante en las manos. Una misma ventana te brinda diferentes vistas, dependiendo de la hora del día y de la estación del año. Nunca el panorama es el mismo.

La ventana es un elemento arquitectónico que se abre en una pared para dejar paso a la luz y el aire. Definición rigurosa que encierra mucho más.

Una ventana nos otorga la posibilidad de mirar más allá, y no solo me refiero a lo estrictamente físico. ¿Quién no se ha parado alguna vez frente a una ventana, mirando al exterior pero sin ver nada realmente? Al abrir una ventana puedes adentrarte en tu interior, en tus pensamientos, en tus deseos, en aquellos sueños que vuelven a tu mente una y otra vez. En definitiva, las ventanas te hacen reflexionar.

Como dijo el poeta Wallace Stevens, “ apenas hay diferencia entre pensar y mirar por la ventana”.

Las ventanas te ofrecen perspectiva y aire. Cuántas veces no habremos pronunciado o escuchado la siguientes afirmaciones, “abre tu mente”, “abre bien los ojos” o “abre tu alma y tu corazón”. Como si de partes de nuestro organismo se tratase, debemos dejarlas al descubierto para poder pensar con claridad, respirar, sentir ese aire fresco que nos proporcionan una mente, un alma y un corazón despejados y receptivos. Nuestro cuerpo está formado de ventanas que deben abrirse para que las emociones, los sentimientos, los pensamientos y las ideas puedan circular en libertad.

Tras una ventana siempre hay belleza, solo tienes que saber mirar. Desde niños nos asomamos a ellas y lo continuamos haciendo toda la vida. ¿Por qué? porque nos produce calma, nos hace pensar o dejar la mente en blanco, nos muestra respuestas que con el ajetreo del día a día a veces no encontramos. Es cuando vemos la luz, porque podríamos decir que las ventanas son luz.

Siempre son sorprendentes, nunca sabes qué vas a encontrar tras ellas cuando las abres. Y es emocionante, ¿no creéis?

Os invito a abrir muchas ventanas, no las dejéis cerradas, no os perdáis lo que hay más allá. Porque es infinito y nunca decepciona.

El arquitecto italiano Clorindo Testa afirmó “no se trata de hacer ventanas sino de perforar muros”.

Me encanta y estoy totalmente de acuerdo. Porque este mundo necesita más ventanas y menos muros, para dejar vía libre a la tolerancia, respeto, empatía y amor.

¡Abramos todos las ventanas!

Carpe Diem