Etéreo

3/12/20252 min leer

A veces tengo la sensación de que hay personas que se creen que van a ser eternas y que van a permanecer de manera perpetua en este mundo. No deben saber que todos somos caducos y nuestro paso por aquí es transitorio. Al fin y al cabo la vida, tal y como la conocemos, es etérea pero no eterna.

Por eso me quedo perpleja ante esa gente que actúa como si fueran intocables e inmortales; son como el perro del hortelano, ya sabéis, aquel que «ni come ni deja comer».

Las cosas más maravillosas, al contrario de lo que este tipo de individuos piensa, suelen ser las más etéreas. Porque las mejores experiencias y vivencias se obtienen de lo inmaterial: Un perfume que te transporta a aquel tiempo y lugar; el olor de esa persona que amas o la voz inconfundible tan especial que reconocerías entre un millón. Al igual que se utiliza el éter como anestésico, podríamos decir que el amor es ese sentimiento etéreo que te anestesia y te purifica, que te conduce a otro mundo imaginario e irreal.

A modo de curiosidad os diré que el éter era una sustancia muy pura, brillante y ligera, que fue considerado como uno de los cinco elementos que integraban la naturaleza. De hecho, en la Edad Media lo llamaron «el quinto elemento» y para Aristóteles estaba en el mundo de lo sobrenatural.

Pura, insuperable, impalpable… Así es la vida.

Aún así existen seres que solo están preocupados de su bienestar, de su poder y de mantener intacta su ambición. No importa a quiénes arrastren, tiren o pisoteen en su ascensión a los infiernos de la codicia y la avaricia. Lo que desconocen es que, ese bienestar y poder también son temporales y, en cualquier momento pueden caerse de ese pedestal en el que ellos mismos se han acomodado. Y entonces ¿qué?

Los principios más valiosos que nos dotan de un carácter excepcional y exclusivo son aquellos tan intangibles como la empatía, tan puros como la nobleza y tan infranqueables como el amor.

La vida no tiene la obligación de darnos lo que queremos o esperamos, pero seguro que será más amable si la vivimos degustando lo etéreo de cada segundo, de cada minuto, de cada hora…

CARPE DIEM

(Escrito el 18/1/2021)