Limerencia

2/13/20252 min leer

Él la quería pero se estaba cansando de sus actitudes, no le dejaba espacio y se estaba agobiando. Sentía que aquello que antes era amor se había convertido en otra cosa. La chica de la que él se enamoró era divertida, extrovertida y risueña; disfrutaba con su grupo de amigos y tenía un buen trabajo. Él hacía lo mismo por su parte, iba a trabajar y pasaba ratos con sus amigos de siempre. Era bonito explicarse después las novedades y pasar tiempo juntos ellos dos, solos.

Pero desde hacía algún tiempo las cosas habían cambiado. Ella se fue volviendo más celosa, primero poquito pero cada vez las escenas fueron empeorando, a la vez que se volvieron más frecuentes. Trató de entenderla, a la vez que intentó hacerle ver que estaba equivocada. Pero ella no atendía a razones y solo quería estar con él a todas horas; que estuviera disponible para ella en todo momento. La dependencia era muy desproporcionada, al igual que sus ataques de pánico.

Él la amaba y puso todo su empeño en ayudarla, pero ella estaba descontrolada, no era dueña de sus emociones. Se volvió controladora al máximo y dejó de cuidarse para entregarse completamente a él… aunque de manera incorrecta. Solo le repetía que lo amaba, que lo necesitaba y que quería hacerle feliz.

La verdad es que ella estaba enferma, sufría un transtorno psicológico llamado limerencia, o lo que  se conoce como «la enfermedad del amor».


Esta pequeña historieta de ficción es, por desgracia, una realidad más corriente de lo que parece. Y les sucede tanto a hombres como a mujeres.

A veces se confunde el amor con posesión, que acaba convirtiéndose en una obsesión. El amor loco, estar loco de amor por alguien o estar locamente enamorado, nada tiene que ver con el sentido de la propiedad, la desconfianza, los celos ni la idolatría. Es mucho más sencillo que todo eso.

Por lo tanto, ojo con esta palabra tan bonita a los oídos pero tan insana y nociva para nuestra vida.

El amor, aún no siendo fácil en ocasiones, debe ser siempre hermoso, pero por encima de todo respetuoso. En el amor tienen cabida las discusiones y los desencuentros, de hecho son necesarios, pero nunca nada que tenga que ver con la intransigencia, la obsesión, el control o la posesión.

Para terminar el relato de hoy os diré que yo, reconocida fan número uno de los amores locos y las locuras por amor, digo «NO » a la limerencia.

CARPE DIEM

(Escrito el 11/01/2021)